Un espacio para soñar un mundo nuevo, un camino hacia el buen vivir

  • ¿Qué es INTIDOMEK?

    Originalmente, INTIDOMEK es el nombre de un emprendimiento agroindustrial personal, que hace honor a la memoria de las abuelas.

    Usando un capricho literario, INTIDOMEK significa “La casita del sol”. INTI en quichua, lengua materna de mi abuelo materno, recuerda mi bisabuela santiagueña. DOMEK, “casa” o “casita” en polaco, trae al presente la memoria de mi abuela y mis bisabuelas polacas: la mamá y las abuelas de papá.

    Pero sobre todo recuerda a mi mamá, la abuela de mis hijos; de ella son muchas de las recetas con la que se elaboran los productos INTIDOMEK, y fue quizá la primera mentora del emprendimiento, años antes de que fuera una realidad.

    INTIDOMEK como emprendimiento

    Elaborar dulces, escabeches, encurtidos, jugos y licores ha sido durante gran parte de mi vida un pasatiempo que se fue transformando en un emprendimiento, hasta convertirse en una parte importante de mis actividades y mis ingresos.

    Como marca, INTIDOMEK identifica productos artesanales, elaborados en base a recetas tradicionales, innovados creativamente, producidos con materia prima agroecológica y sin el agregado de aditivos ni conservantes químicos.

    Los productos INTIDOMEK son ricos y sanos, con aromas y sabores naturales, elaborados con amor y responsabilidad; productos con historia, hecho localmente, con materia prima local, para mercados de cercanía.

    El sueño de INTIDOMEK

    Busco generar una trama de emprendimientos sustentables cuya principal actividad sea la producción de alimentos saludables, desde la chacra hasta la despensa y la mesa de los consumidores, sin agotar en ello su razón de ser.

    INTIDOMEK es un concepto, una idea fuerza para movilizar recursos, voluntades y acciones en la construcción de un mundo mejor, desde el cuidado del ambiente, las actividades productivas, la educación, la satisfacción de las necesidades reales de las comunidades, el arte, la ciencia.

    Desde una granja agroecológica integral, busco promover la agroecología y la soberanía alimentaria, el buen vivir, la salud integral de los ecosistemas; generando acciones comunitarias en redes e iniciativas de producción, transformación, mercadeo y consumo responsables, sustentables y justas; cocreando, con otros y otras, espacios y procesos formativos dinámicos, abiertos, flexibles, contenedores, dialógicos, desde la óptica de una educación amorosa y liberadora para la construcción de un nuevo mundo.

    INTIDOMEK es un camino, es mi camino. Anhelo que sea el camino de muchos.

    Manifiesto de la Trama Viviente

    Nosotros, los que hemos decidido recordar.

    Los que sentimos el latido de la tierra bajo el asfalto. Los que vemos el rostro de nuestros abuelos en las semillas criollas. Los que sabemos que la comunidad es el único refugio y la única fortaleza.

    Desde un tiempo de gigantes rotos y promesas marchitas, desde el corazón de un sistema que nos ofrece la soledad como precio de la eficiencia y la enfermedad como fruto del progreso, nos levantamos.

    No para declarar una guerra, sino para sembrar una paz distinta.

    No para tomar el poder, sino para disolverlo en la tierra fértil de la comunidad.

    No para construir un nuevo imperio, sino para tejer una trama humilde y resiliente de buenos lugares.

    I. DECLARAMOS

    Que la Tierra es un ser vivo, no un recurso. Su salud es nuestra salud, su herida es nuestra herida. Rechazamos la lógica de la explotación y abrazamos la ética del cuidado. Nuestra primera y última lealtad es para con la vida.

    Que la Salud es una e indivisible. La salud del suelo, la salud de la planta, la salud del animal, la salud de la persona y la salud de la sociedad son una sola trama interconectada. Rechazamos la medicina que aísla el síntoma y la agricultura que envenena la fuente.

    Que la Comunidad precede al individuo. Nacemos en una red de relaciones, de cuidados, de deudas y de dones. El «yo» es una ficción peligrosa; el «nosotros» es la realidad fundamental. Rechazamos la competencia como motor de la vida y declaramos la reciprocidad y el apoyo mutuo como nuestro sistema circulatorio.

    Que el Trabajo es el diálogo entre nuestras manos y el mundo. Un trabajo digno es aquel que crea belleza, nutre el cuerpo y el alma, y fortalece la comunidad. Rechazamos el empleo que aliena y destruye, y reivindicamos el oficio, el arte y el valor del amor puesto en la elaboración.

    II. PROPONEMOS

    Economías de la Casa Común. Construir sistemas económicos locales, plurales y solidarios donde el objetivo sea satisfacer las necesidades de todos, no multiplicar el capital de unos pocos. Fomentar el trueque, los mercados de cercanía, la propiedad comunitaria y la generosidad como prácticas económicas válidas y poderosas.

    Gobernarnos Escuchando. Crear asambleas y círculos de diálogo donde las decisiones se tomen por consentimiento, buscando la sabiduría colectiva y no la tiranía de la mayoría. Que el poder no sea un lugar que se ocupa, sino un servicio que rota, inspirado en el mandato de «mandar obedeciendo».

    Reparar en Vez de Castigar. Abordar los conflictos como rupturas en el tejido de la comunidad que deben ser sanadas, no como crímenes que deben ser castigados. Implementar círculos de justicia restaurativa donde la palabra, la empatía y la reparación del daño reemplacen a la culpa y el castigo.

    Aprender Haciendo, Siendo y Perteneciendo. Desmantelar la idea de la educación como una fábrica de diplomas y reconstruirla como un aprendizaje para la vida, integrado en la comunidad y en la naturaleza. Que cada huerta sea un aula, cada cocina un laboratorio y cada asamblea una lección de ciudadanía.

    La Soberanía del Propio Plato. Declarar la alimentación como el primer acto de soberanía. El derecho de cada pueblo y cada comunidad a decidir qué sembrar, cómo producirlo y cómo alimentarse, respetando su cultura y la salud de la tierra, es inalienable.

    III. CONVOCAMOS

    A los descontentos y a los soñadores.

    A los que tienen las manos agrietadas de tanto sembrar y a los que tienen los ojos cansados de tanto mirar pantallas.

    A los jóvenes que buscan un propósito y a los viejos que atesoran la memoria.

    No les pedimos que se unan a una causa, sino que inicien una en su propio lugar.

    No les pedimos que sigan a un líder, sino que se conviertan en un nodo.

    Empiecen donde están. Con lo que tienen.

    Conviertan un balcón en una huerta. Organicen una compra comunitaria con sus vecinos. Reparen un objeto en lugar de tirarlo. Creen un círculo de palabra para resolver una disputa en su barrio. Cocinen para alguien. Enseñen un saber.

    Dejemos de esperar el futuro. Caminemos.

    ¡Hasta la victoria siembren!